Fue Saint-Exupéry el que dijo que no hay que aprender a escribir sino a ver, porque la escritura es una consecuencia: de la experiencia, pero también de la mirada. Por eso procuro todos los días afilar los ojos, una expresión que es a su vez de otro maestro, Pedro Sorela, que fue quien me puso en la pista de la importancia de aprender a ver cuando se trabaja con las palabras. Quizá por eso me gusta tanto Instagram: porque allí he encontrado una comunidad que procura lo mismo: mirar bien, mirar mejor, mirar distinto todos los días.